te fuiste y la abriste. y lo que antes era dado, fijo y no sujeto a discusión ahora es voluble.

te has vuelto libre del compromiso de amor que firmaste hace muchos años. los días ya no están escritos por la convivencia en pareja. y en parte es lo que buscabas.

ya no tienes que darle cuentas a nadie sino a tí mismo de a qué dedicas el tiempo libre, con quién andas y a quién saludas.

y de eso es de lo que te has asustado. mi pobre hospiciano: mírale la carita de pena-susto que tiene.

no es nada mi rey: no mires atrás y alza la cabeza.

(para V)

me da que tampoco eres tú ella... demasiadas distancias en algunas cosas.

sin embargo el sexo contigo me llena, y eres divertida-hiperactiva, y noto que te gusto mucho.

una parte de mí desea escapar, chascar los dedos y ser trasladado al menos a otro continente, empezar de cero... o volver a casa, a la que dejé hace unos años, reculando del camino (¿qué coño, qué camino?)

qué lío hospiciano: ¿dónde acabará todo eso?. ¿qué es lo que tú quieres mi viejo amigo?. ¿todo esto es porque se acerca tu cumpleaños, una fecha supuestamente crucial?. no te dejes engañar: es otro día más pero en el que comerás pastel. al día siguiente todo igual... y punto, y un año más viejo y te jodes

(para M)
no sé si verte, si llamarte. no sé cómo manejar esta situación. por una parte deseo (o deseo mantener la apariencia) que haya una puerta abierta a lo nuestro.

por otra parte, estoy muy bien como estoy y ni ganas de volver a abrir esa página... que ya bastante jodido fue cerrarla y darle carpetazo a todo, y ver tus lágrimas, e ir a buscar todas mis cosas aquel sábado, y ver toda mi ropa que habías apilado sobre (la que fue) nuestra cama.

no sé si estás esperando una señal mía, o si ni de broma... quizá de momento sí, pero ya va quedando menos tiempo de eso, hasta que te hartes o encuentres a alguien nuevo