y su ausencia... y las formas de vida que te impone... y el miedo a carecer de él completamente.

a veces me imagino (me aterro) en la miseria, con esa falta de instinto de supervivencia que me caracteriza... dejándome morir, por pura incapacidad.

estos pensamientos le hacen a uno sentirse vulnerable. estamos acostumbrados a obtener seguridades: todo un sistema de bienestar social parece sostenernos... pero eso es frágil, y últimamente va por malos derroteros.

o piensa en un caso como la Argentina, todo un país que se va al carajo y pasa hambre (excepto los 4 de costumbre, claro... siempre hay alguien que no aprieta el cinto: el que manda... no vaya a ser que el hambre le nuble el juicio)

queda la familia (menos mal) el que la tenga claro.

de algún modo, está la soledad ahí puesta. y de algún modo la busco voluntariamente. esa afición a ser un amateur de todo y no implicarse 100% en nada.

de este modo parece que estás empezando tu vida y aún no estás condenado por tus elecciones.

me refiero a la vida que eliges, o el modo de vida que se precipita sobre tí, parte producto de tu propia voluntad y el resto...

las cosas que sí y las cosas que no...

no sé lo que quiero de mi vida, ¿es eso?

no es complicado todo esto?

voy a hacerme un porro (bien)

acabo de recibir una postal navideña electrónica... no de un amiguete sino de una corporación.

no voy a extenderme sobre lo hipócrita de esta práctica porque ya está todo dicho.

sin embargo un detalle me ha llamado la atención. me dicen "recibe esta e-card de la empresa X y su presidente Sr. Y".

ooooooooooh, qué gran honor: firmada por su presidente, cuyo nombre que felizmente ignoraba (y seguiré ignorando) me transmiten.

¿tan convencido está de su propia importancia el señor que cree que necesitamos conocer su nombre? ¿o es él el que tiene la necesidad de transmitirlo? ¿cree que así la tarjeta pasa de impersonal a personal? ¿cuánto cobra el ejecutivo de márketing que tuvo la idea? (me conformo con un 10%)